1
Teresa es profesora de francés. Es la jefa del departamento. Se jubilará al finalizar el curso que viene después de más de 20 años de docencia en nuestro instituto. En todo este tiempo Teresa ha vivido para su asignatura, entregada, motivada y exigente. El número total de alumnos de nuestro centro que cursan francés supera a la suma de alumnos del resto de institutos públicos del distrito, ¡ahí es nada! Nuestros chicos y chicas suelen tener buenos resultados en Selectividad, y se dice que salen con buen nivel. Teresa en buena medida se atribuye estos méritos y cree que sin su esfuerzo las cosas no serían así. Teme, además, que la situación empeore cuando ella ya no esté.
Teresa es una persona emprendedora y colaboradora: es una de las tres responsables de la biblioteca del centro, que funciona a pleno rendimiento; también ha realizado durante muchos años (y éste será uno de ellos) intercambios con Francia para sus alumnos más mayores.
Si algún pero se le puede poner a Teresa, es que tiene un fuerte genio.
2
Este año, al departamento de francés ha llegado una profesora nueva. Se llama Marian, debe rozar la cuarentena, y tiene ya unos cuantos años de docencia a sus espaldas. Es madre de un niño de la edad de mi hijo, y desde que llegó hemos charlado unas cuantas veces, no muchas, nuestros horarios no nos lo permiten. De ella he oído decir a Teresa que tiene un bonito acento francés, pero que le cuesta hacerse con las clases, que suele haber jaleo en ellas.
Hace unas semanas, me encuentro a Marian por los pasillos, a última hora. Veo que tiene los ojos rojos. Cuando le pregunto qué pasa su cara se contrae en una mueca que me recuerda a los pucheros de los niños. Comienza a llorar y me cuenta que no aguanta más: tiene problemas con su jefa, Teresa. Me dice que cuestiona sus métodos pedagógicos, que no le da directrices claras de cómo actuar, que no la deja intervenir en las reuniones del departamento para dar sus argumentos, que la presiona continuamente, que la tilda de vaga e inútil. Vaga e inútil. Estas palabras utiliza.
La consuelo como puedo, le digo que debe hablarlo con ella, con el equipo directivo. Ella asiente sin convicción y parece que se tranquiliza, pero comprendo que sólo es momentáneo. Ninguna solución la he aportado. Únicamente algún vago consejo del que hasta yo mismo dudo.
3
Jueves a la hora del recreo. Al pasar por la puerta de Jefatura veo un nutrido grupo de alumnos que protestan. Son de 3º ESO B. Escucho lo que dicen:
-”La semana que viene tenemos examen de francés y nos han dicho que nos entra hasta el tema 8, y nosotros no lo hemos dado. En 3º A sí lo han dado, pero nosotros vamos más lentos y todavía no hemos llegado. Dicen que este año el examen lo va a poner la jefa del departamento en vez de nuestra profesora. Pero eso no es justo porque...”
Siguen protestando mientras yo me dirijo a la cafetería.