viernes, 24 de octubre de 2008

Yo también soy profesor de instituto

Sí, yo también soy profe como tú, (o soy el profe de tus hijos, o peor, soy tu profe) y tengo ganas de contar historias, historias de adolescentes: de adolescentes apasionados, de adolescentes con proyectos, de adolescentes perdidos, de ávidos lectores adolescentes, de teléfonos pegados a adolescentes, de adolescentes mentirosos y padres crédulos...

Como por ejemplo la historia de Almudena. Ahí va:

Almudena tiene 19 años y miente a sus padres. Les miente y les dice que está en la universidad estudiando enfermería cuando en realidad está tripitiendo 1º de bachillerato, ¿qué os parece?
La familia se ha enterado de toda la tostada cuando la tutora de Almudena ha llamado a preguntar por qué falta tanto últimamente, una llamada de rutina. 

-"¿Cómo que la tutora del instituto si mi hija está en la universidad?- dice el padre incrédulo
-"¡Si hasta me enseñó en internet las listas de haber sido aceptada en la Escuela de Enfermería!"- balbucea asombrado.

Así ha sido, adolescente mentirosa y padres crédulos.
Detrás de la historia hay un montón de notas falsificadas, comunicaciones no entregadas, mensajes en el contestador borrados antes de que los oigan los padres... toda una farsa.

Lo comento con amigos (todos temerosos papás y mamás de niños de 4 ó 5 años) y nos preguntamos si toda la responsabilidad es de los padres. Ángeles, que es madre de trillizas, dice que sí, "esos padres no han cumplido con su labor, ¿no se han preocupado nunca de ir al instituto a informarse?". Paz, madre de un tímido niño se pregunta si desde el instituto no se podría haber hecho más, "quizá ahí haya parte de responsabilidad..." dice.

A mí me queda la duda. El martes próximo vendrá la familia a darnos más datos, o a pedirnos explicaciones, ya veremos.

¿Tú que opinas?



10 comentarios:

Joselu dijo...

Hola, amigo. He venido a visitarte a partir del comentario en mi blog. Bienvenido a la blogosfera. El caso que cuentas es extremo y sorprendente. Sabía de alumnos que habían mentido sobre estar en un curso y creer los padres que estaban en el siguiente, pero éste realmente roza lo inverosímil. No me imagino la falta de control que han tenido los padres, la falta de atención que han manifestado. Hay tantos detalles que la delatarían... que uno tiende a pensar que estos padres se han caído de un guindo. La muchacha se las traían. Menuda maniobra de falsificación y ocultamiento... Mi blog en estos meses no aborda temas pedagógicos. Tengo mis razones, pero sin duda volverá a hacerlo. Espero que te encuentres bien en este medio apasionante. Aquí tienes tu primer comentario. Un cordial saludo.

Joselu dijo...

Yo practiqué zazen durante varios años. Ahora no tengo tiempo por cuestiones familiares, pero no descarto volver a la práctica de la meditación en que los pensamientos y las preocupaciones y el dolor mismo son como nubes que atraviesan la cumbre de la montaña. Adelante, amigo.

Anónimo dijo...

Hola.

Hace 19 años yo conocí una historia parecida. Un alumno que falsifica las notas en junio (creo que se dejó justo 2 suspensos) y que confía que en septiembre recuperará alguna de las que realmente le quedaban y que así pasará de curso. Realmente, la jugada no le salió como había planeado. Fue incapaz de decir la verdad y sus padres le compraron los libros del curso siguiente. Además el padre era miembro del AMPA. En esos primeros días de septiembre, el padre habla sobre su hijo, por casualidad, con una profesora que lo conocía y descubre todo el engaño.

Es fácil sacar conclusiones y buscar culpables. Pero la realidad es mucho más compleja, creo. En mi historia, el padre se preocupa y no poco por su hijo. El hijo era un adolescente más que en un momento miente pensando que solucionará fácilmente su problema y al que no le sale bien la jugada y que no pensó todas las consecuencias de su mentira. Un joven que después no sabía como solucionar el problema y que seguro que sufrió.

Lo de tu muchacha (bastante mayor que mi muchacho) me parece más fuerte. Seguramente, han fallado muchas cosas. Casi nunca hay un único culpable.

Creo que es muy fácil echar las culpas a los padres. Yo soy madre y profesora y pienso que en cada caso entran miles de circunstancias.

Conchi (compañera de trabajo de Joselu)

soy amarillo y azul dijo...

Hola Conchi, gracias por escribir.
(En mi instituto tenemos este año cuatro Conchas, un lío)
Estoy de acuerdo contigo que el problema es complejo y que deben haber fallado muchas cosas. Pienso en los tutores de los dos años anteriores, si hicieron su labor como debían... quizá sí y Almudena fue capaz de capear cada toro que se le venía encima, pero me cuesta creerlo, sinceramente. Pienso si los profesores no estaremos desbordados de trabajo (y más los tutores) aunque a la gente le cueste creerlo y si eso puede servir de disculpa. Como padre me preocupa, y como miembro de la comunidad educativa todavía más, la verdad.
Gracias de nuevo.

Anónimo dijo...

YO ALUCINO. Como puede una tutora no darse cuenta DE LA FALTA DE SÚ ALUMNA?....O pasaba de ella o
solo trabaja para cobrar y vivir y no le gusta la docencia como vocación,¿porque no lo dice en DIRECIÓN? LA verdad, es para alarmarse ¿que va ser de nuestros nietos?
A la tal alumna si a esta edad hace estas cosas a que puede llegar....Los padres estaban en la higuera? imposible si son responsables de sus hijos como debe ser,así que yo culpo ala profesora y a los padres.
Yo tengo un profesor en mi familia y desde luego no habria pasado ni dos dias en comunicarlo, porque es responsable y le gusta y vive su vocación..... ASÍ QUE ADELANTE LOS BUENOS PROFESORES..ANIMO.

Anónimo dijo...

Pues a mi me da mucha penita Almudena: me la imagino siempre alerta, siempre con miedo a ser descubierta, siempre con la sensación de no merecer lo que le dan, siempre fuera de lugar, siempre traicionando... Y así cada vez más, y más grande, y más imposible... ¡Pobre!... Pobres también sus padres: ¿decepción?, ¿rabia?, ¿tristeza?, ¿abatimiento?, ¿fracaso?... No sé...

Supongo que todos son responsables... Sin embargo, hay que tener en cuenta la increíble habilidad del acorralado: se las sabe todas, está atento a todos los detalles... Sí, habrá que buscar tiempo: papás y mamás, profes y ¿"profas"?, educadores todos...

¡Y bravo por el blog que quiere contar historias! ¡Gracias, porque yo quiero leerlas!...

Saludos

Anónimo dijo...

Y el ser anónimo anterior se llama Jueves... ¡Qué triste no tener nombre!

¡Otro saludo!

Yolanda dijo...

¡Hola, colega! Yo también soy profe, pero de Primaria ahora, aunque estuve muchos años en la 2ª Etapa de la extinta EGB, con alumnos y problemas muy parecidos a los que ahora tienes tú. O peores, supongo, porque cada vez los adolescentes son más problemáticos y la enseñanza no encuentra más que dificultades. Todas caen sobre nosotros, los docentes, y sobre los alumnos. Pero hay que seguir en la brecha. Somos necesarios, ahora más que nunca.
Yo también tengo un blog desde hace poco. Date una vuelta y ya me contarás: www.unamaestrafeliz.blogspot.com
Un saludo.

soy amarillo y azul dijo...

Muchas gracias para Jueves y Yolanda por tener la gentileza de dejar un mensajito, jejeje...

Coincido contigo, Jueves, a mí también me da pena Almudena. Mientras nosotros hemos pasado un tranquilo fin de semana (quiero suponer), no quiero imaginar por lo que habrá pasado la pobre...

Bueno, ya os contaré como sigue la historia.

Gracias de nuevo.

Anónimo dijo...

Hola profe. Acabo de leerme tu blog de fincipio a pin y me ha encantado. Especialmente el de El Yeti. ¡Qué suerte tienen sus alumnos!¡y no digamos él!
Aprovecho para recomendar un cuento escrito por Ethan Canin sobre un viejo profesor. De esos que dejan huella. El relato se titula "El ladrón de palacio" y da nombre al libro (publicado por Anagrama en 1996). Te gustará, ya verás.