Exclama Juan, que acaba de dar con la solución de un nuevo problema de tangencias. Se le ha iluminado la cara y sonríe de oreja a oreja.
Su compañero, Javier, levanta la
cabeza, echa un vistazo a la solución de Juan y asiente dándola
por buena, aunque puntualiza mientras le señala alguna
imperfección:
-”Está bien Juan, pero sin precisión
no se alcanza el Nirvana.”
Todos reímos.
2 comentarios:
Jajaja, si es que tenemos una gracia particular los alumnos, ¿eh?
Me apuesto lo que sea a que más de el 60% de mi clase no sabe qué es el Nirvana; aquí no habría tenido gracia :P
Un beeso
Son majos a veces los chicos...
Publicar un comentario