Así se llama, Aarón, y es un pequeño genio: es el chaval más pequeño del instituto, (y me estoy refiriendo al tamaño, chiquitín chiquitín) y tiene además un gran genio (o bastante carácter, depende de cómo se mire). En un mes de instituto ha acumulado quejas y partes de un montón de profesores, ha sido sancionado por montar bronca en los pasillos, ha sido resancionado por montar bronca en el patio y casi cada día en jefatura de estudios tienen el gusto de contar con su compañía: "Es que no me puedo controlar", dice.
Ayer por la mañana:
-"Profe, déjame una fregona, por favor" le pide a Mateo, uno de los jefes de estudio.
-"¿Cómo una fregona, Aarón? ¿Qué ha pasado, con quién estás en clase?
-"Con la de dibujo, es que se ha caído un poco de agua", dice Aarón, y esto tranquiliza a Mateo, que piensa en acuarelas y agua para limpiar pinceles, fácil de derramar.
-"Te acompaño al aula", dice mientras coge el cubo y el mocho.
Cuando llegan a la clase se encuentran con la profesora de dibujo explicando polígonos (adiós a los pensamientos tranquilizadores con acuarelas), y un charco considerable junto a la mesa de Aarón, en el cual se distinguen algo así como huevos de rana transparentes y de distintos colores.
-"¿Qué ha pasado aquí, Aarón? pregunta Mateo.
-"Pues que Boban ha traído unas bolitas que absorben el agua, y quería ver como se hinchaban..."
-"¿En medio de una clase, Aarón?
-"Perdón"
La profesora aprovecha para protestar de su comportamiento y desfogarse un poco. Con razón. Fin de la historia, que esta vez se ha quedado en una simple trastada.
Aarón es el más pequeño porque sólo tiene 11 años: ha cursado la primaria en cinco años en vez de en seis porque es superdotado, y esa singularidad le lleva a no poder estarse quieto, a querer investigarlo todo.
Este chico nos va a deparar buenos momentos (y malos, y extraños, y sorprendentes, y cómicos) en el instituto.
Dios proveerá.