jueves, 30 de octubre de 2008

Aarón, un pequeño genio


Así se llama, Aarón, y es un pequeño genio: es el chaval más pequeño del instituto, (y me estoy refiriendo al tamaño, chiquitín chiquitín) y tiene además un gran genio (o bastante carácter, depende de cómo se mire). En un mes de instituto ha acumulado quejas y partes de un montón de profesores, ha sido sancionado por montar bronca en los pasillos, ha sido resancionado por montar bronca en el patio y casi cada día en jefatura de estudios tienen el gusto de contar con su compañía: "Es que no me puedo controlar", dice.

Ayer por la mañana:

-"Profe, déjame una fregona, por favor" le pide a Mateo, uno de los jefes de estudio.
-"¿Cómo una fregona, Aarón? ¿Qué ha pasado, con quién estás en clase?
-"Con la de dibujo, es que se ha caído un poco de agua", dice Aarón, y esto tranquiliza a Mateo, que piensa en acuarelas y agua para limpiar pinceles, fácil de derramar.
-"Te acompaño al aula", dice mientras coge el cubo y el mocho.

Cuando llegan a la clase se encuentran con la profesora de dibujo explicando polígonos (adiós a los pensamientos tranquilizadores con acuarelas), y un charco considerable junto a la mesa de Aarón, en el cual se distinguen algo así como huevos de rana transparentes y de distintos colores. 

-"¿Qué ha pasado aquí, Aarón? pregunta Mateo.
-"Pues que Boban ha traído unas bolitas que absorben el agua, y quería ver como se hinchaban..." 
-"¿En medio de una clase, Aarón?
-"Perdón"

La profesora aprovecha para protestar de su comportamiento y desfogarse un poco. Con razón. Fin de la historia, que esta vez se ha quedado en una simple trastada.

Aarón es el más pequeño porque sólo tiene 11 años: ha cursado la primaria en cinco años en vez de en seis porque es superdotado, y esa singularidad le lleva a no poder estarse quieto, a querer investigarlo todo. 
Este chico nos va a deparar buenos momentos (y malos, y extraños, y sorprendentes, y cómicos) en el instituto. 

Dios proveerá.



domingo, 26 de octubre de 2008

Me encanta hacer exámenes...

...y ver a mis alumnos de bachillerato esforzándose mientras intentan resolver los problemas que les planteo. Problemas de dibujo técnico, ¡¡oh, que bella asignatura!! Me encanta verlos mientras piensan y deciden qué datos son los importantes, mientras dibujan sus figuras de análisis, que son como pequeñitos planos del tesoro que les llevarán, si sus razonamientos son correctos, a encontrar la solución. Me chifla ver la cara de felicidad cuando dan con el quid de la cuestión, me pirra ver cómo poco a poco sus caras de desconcierto inicial se van tornando en la viva imagen de la satisfacción según van avanzando en el examen. Y me gusta darles pistas cuando veo que un problema se les atraganta un poco, no puedo evitarlo...

Un buen problema es como un pequeño enigma por resolver, al final del cual se obtiene un perfecto dibujito, una pequeña obra de precisión. Y siempre hay quien los resuelve de un modo insesperado, original y elegante:

¡Nos ofrecen una nueva visión del mundo, como en una buena obra de arte!

¡¡Me encanta hacer exámenes!!

¿A vosotros no?

viernes, 24 de octubre de 2008

Yo también soy profesor de instituto

Sí, yo también soy profe como tú, (o soy el profe de tus hijos, o peor, soy tu profe) y tengo ganas de contar historias, historias de adolescentes: de adolescentes apasionados, de adolescentes con proyectos, de adolescentes perdidos, de ávidos lectores adolescentes, de teléfonos pegados a adolescentes, de adolescentes mentirosos y padres crédulos...

Como por ejemplo la historia de Almudena. Ahí va:

Almudena tiene 19 años y miente a sus padres. Les miente y les dice que está en la universidad estudiando enfermería cuando en realidad está tripitiendo 1º de bachillerato, ¿qué os parece?
La familia se ha enterado de toda la tostada cuando la tutora de Almudena ha llamado a preguntar por qué falta tanto últimamente, una llamada de rutina. 

-"¿Cómo que la tutora del instituto si mi hija está en la universidad?- dice el padre incrédulo
-"¡Si hasta me enseñó en internet las listas de haber sido aceptada en la Escuela de Enfermería!"- balbucea asombrado.

Así ha sido, adolescente mentirosa y padres crédulos.
Detrás de la historia hay un montón de notas falsificadas, comunicaciones no entregadas, mensajes en el contestador borrados antes de que los oigan los padres... toda una farsa.

Lo comento con amigos (todos temerosos papás y mamás de niños de 4 ó 5 años) y nos preguntamos si toda la responsabilidad es de los padres. Ángeles, que es madre de trillizas, dice que sí, "esos padres no han cumplido con su labor, ¿no se han preocupado nunca de ir al instituto a informarse?". Paz, madre de un tímido niño se pregunta si desde el instituto no se podría haber hecho más, "quizá ahí haya parte de responsabilidad..." dice.

A mí me queda la duda. El martes próximo vendrá la familia a darnos más datos, o a pedirnos explicaciones, ya veremos.

¿Tú que opinas?